¿Cuándo acudir a un podólogo y cada cuanto tiempo?

Ante cualquier dolor o molestia en nuestros pies es necesario acudir a un podólogo para una revisión exhaustiva, pues podría tratarse de una patología o de cualquier condición que debe ser tratada por un especialista.

Si sufres de callos o durezas es también importante ir a una consulta podológica para determinar qué está causando el roce constante. Este tipo de pies requieren además del uso de calzado para pies delicados. Tienes juanetes, dedos de martillo o dedos en garra, condiciones que generan muchas molestias en el día a día, es necesario visitar también a un podólogo para atender tu problema.

Para las personas que sufren constantemente de lesiones en los pies, tobillos o rodillas o presentan molestias en las articulaciones al caminar, es importante contar con la evaluación de un podólogo.

Quienes cuentan con pie plano o cavo requieren del uso de plantillas ortopédicas y calzado para plantillas para aliviar las molestias, por eso conviene ir a una consulta podológica.

Si sufres de hongos en las uñas o en los pies, sudoración excesiva o uñas encarnadas, también debes visitar a un podólogo.En caso de papiloma, suelen desarrollarse en niños y adolescentes. Pero también pueden hacer su aparición en la edad adulta. Son contagiosos, suelen cogerse en piscinas y duchas. Cuando éstos se dan, se deben seguir una serie de medidas concretas y un tratamiento específico.Si utilizas plantillas ortopédicas o calzado ortopédico es necesario acudir periódicamente a este especialista en las fechas indicadas por él para cada revisión. La atención médica es importante en este aspecto pues te ayudará a corregir o aliviar las molestias generadas por tu problema podológico.

Recuerda la importancia de elegir calzado de calidad pensado especialmente para tu problema, el uso de zapatos para pies delicados es lo más recomendable.

¿Cada cuánto tiempo debo ir al podólogo?

Los niños han de realizarse al menos un reconocimiento podológico en período de crecimiento, ante cualquier duda y en caso de no ser necesarias visitas periódicas pautadas. En el reconocimiento se identificarán anomalías si las hubiera, y se propondrán en su caso tratamientos específicos para estabilizar la formación estructural del niño. El fin de estas visitas y tratamientos en edad de crecimiento es mantener el correcto desarrollo de las estructuras del pie en esta fase y que además afectan directamente al resto del cuerpo pudiendo interferir en su desarrollo (rodillas, cadera, espalda). En estas visitas igualmente se educará a los padres en el uso de calzado infantil, posturología y prevención de enfermedades.

En la edad adulta,de manera general y en condiciones normales, siendo pacientes sanos sin patología en los pies, es recomendable acudir a las revisiones podológicas una vez al año, recordad que la mejor forma de evitar la lesión es la PREVENCIÓN.

En la tercera edad las revisiones y visitas al podólogo han de ser más frecuentes que en los casos anteriores. Ahora ya no solo se busca la prevención si no también tratar las alteraciones propias de estados sistémicos y la edad como: uñas engrosadas, durezas, helomas, “ojos de gallo”, infecciones por hongos… que si no se tratan pueden darnos complicaciones con el tiempo.

El paciente diabético, sin importar la edad, debe acudir al podólogo cuando sea necesario para revisiones o tratamientos puntuales si NO sonpie de riesgo, y de manera periódica según necesidad si es pie en estado de riesgo (úlceras previas o alta probabilidad de sufrirlas, pérdida de sensibilidad, durezas presentes, anomalías en la pisada que puedan provocar zonas de presión…). Además, las personas diabéticas deben tener un control diario de sus pies, realizando una exploración de cada uno de ellos poniendo especial atención a las zonas susceptibles de sufrir daños y no visibles, y a posibles traumatismos o roces que puedan producirse por el calzado, actividad, descuido, o ante cualquier anomalía que puedan reconocer.

DEPORTISTAS. Es aconsejable la consulta de valoración clínica y estudio biomecánico con el fin de conseguir la mayor eficiencia en la categoría deportiva que se practique además de la prevención de lesiones. Los deportistas que compiten pueden revisar sus pies y tratamientos podológicos con antelación suficiente a la competencia para tener todo apunto y no sufrir contratiempos.