A medida que cumplen años, nuestros hijos adquieren más responsabilidades en el colegio, que se suelen traducir en mochilas cargadas de pesado libros y material escolar. Los médicos recomiendan que ese peso no exceda el 10% del total del niño, pero no siempre es fácil cumplir esta premisa. Por eso son frecuentes las quejas de los niños por dolores de espalda causados por la mochila del colegio.
Y es que, si no se presta atención y se pone remedio, una mala higiene postural puede convertirse en una mala postura crónica que puede provocar futuras lesiones de espalda.
Sigue estos consejos para garantizar que tus hijos no se hacen daño al transportar su mochila del colegio:
Son las más habituales, sobre todo cuando los estudiantes alcanzan cierta edad. Para garantizar un uso correcto este tipo de mochilas deben llevar siempre asas acolchadas y anchas, así como espaldera. Las asas deben colocarse en la parte central del hombro, para evitar que se caigan o rocen el cuello. Si la mochila dispone de un cinturón es recomendable ajustarlo a la cintura del niño para repartir mejor el peso. El ancho de la mochila no debe superar el de la espalda del niño.
El niño debe procurar llevar en todo momento las dos asas sobre los hombros para evitar sobrecargar un lado de la espalda. La altura ideal de la mochila es la que coincide con la de la lumbar dejando el glúteo libre de carga. Para conseguir esta altura idónea deberás ajustar el largo de las asas en función de la altura del tronco de tu hijo.
Malas posturas: cuando el niño lleva la mochila demasiado baja, está maltratando su zona lumbar al concentrar en este punto todo el peso de la carga. Si por el contrario, la lleva demasiado alta, tenderá a echar la espalda hacia adelante. Asimismo, si el niño se ve obligado a encorvarse para llevar la mochila, es que es demasiado peso para su complexión y necesitará aliviarlo con ayuda, o si no es posible, repartiendo la carga en las manos también. Evita además que tu hijo transporte la mochila durante tiempos prolongados. En total, no debe estar más de quince minutos soportando el peso de la mochila de pie.
Aunque las mochilas en forma de bandolera no son las más cómodas, su correcta colocación impedirá que su espalda sufra al llevarlas. Deberemos colocar el asa en diagonal, de forma que se apoye en un hombro y caiga a la cadera contraria. De esta forma estaremos repartiendo el peso en los dos lados de la espalda por igual.
Aunque a priori este tipo de mochilas sobrecargan menos la espalda de los niños, hay que tener en cuenta que si transportan igualmente más peso del recomendado, pueden provocar molestias en las muñecas. Especialmente cuando los niños las suben por las escaleras sin levantarlas o las llevan por caminos irregulares durante un tiempo prolongado. En este caso se recomienda plegar el asa de la mochila para subirla en carga por las escaleras.
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